Un día nublado me acompaño en mi viaje a Namimori, me encontraba sentada esperando a que mi vuelo arribara, mientras saboreaba los pokies que tanto me gustan pensaba sobre como me convertí en lo que soy ahora.
Mis padres se conocieron en el templo. Mi padre, Toshiro Kagura, era el encargado del mismo, lucía cabellos blancos como la luz y se enrulaban hasta dejar al descubierto su rostro de tez clara y grandes ojos verdes. Mi madre, Megami Nezumi, llego al templo para hablar con una de las señoras encargadas. Así cuan principio de historias de amor mas comunes, se hicieron amigos porque ella frecuentaba el templo, hasta que mi padre se le declaró, ella lo correspondía en sus sentimientos y así paso el tiempo y formaron una familia, To -así me gusta llamar a mi padre-, madre, mi hermano Yuki y yo.
Pero la vida es alguien incomprensible y acostumbra a cambiar de opinion rápidamente.
Yuki desapareció y mis padres aún lo siguen buscando. Las ultimas semanas se puso muy raro, no hablaba con nadie excepto conmigo, era peculiar verse concentraba tanta inquietud y soledad en una sola persona pero no hicimos mucho al respecto.
Un domingo lo invité a dar un paseo conmigo, en la estación de trenes recuerdo perfectamente la expresión en su rostro.
-Hermanita no te preocupes, no deberías hacerlo por nadie-
Con una sonrisa falsa me convenció de que todo estaba bien, me compro bollos dulces, caminamos un rato largo por la periferia de la ciudad, para mí fue bastante rápido pero ya se hizo de noche. Me trajo a casa y no lo vi mas, hasta ahora.
*Una parte de mi lo busca desesperadamente*
- Hermano, gracias a ti ignoro los sentimientos de la gente, gracias a ti no busco aferrarme a algo, gracias a ti nadie mas me importa, gracias a ti estuve a punto de probar el quitarle la vida a alguien...
-¡Basta!- grite.
Pues esta claro, reconocer ese tipo de sentimientos no era fácil para mi, fue mi momento de orgullo, no tengo uno, comprendí que mi debilidad se encuentra en las personas que amo, no debo dejar que nadie vea ese lado de mi.
Anuncian la llegada del avión, tomo mis maletas y me dirijo sin apuros a la entrada, tratando de dejar de lado aquellos abrumadores recuerdos y enfocándome en lo que estaba por venir.
-Siempre me he teñido y cortado el cabello diferente en varias ocasiones, pero por esta vez prefiero mi estilo natural, cabellos del color de mi padre y el estilo de mi madre. Blanco y largo, como cuando era niña- me pareció buena idea.
Me siento en la dura butaca del avión, busco en mis bolsillos y encuentro una foto arrugada y muy descuidada de mi hermano y yo.
No pude evitar mi reacción, estiré la foto, saqué mi lapicera para escribir algo al reverso después guardo esa fotografía en un libro. Así el avión despega y trato de relajarme.
*Al reverso: "Lo que ahoga a alguien no es caerse al río, sino mantenerse sumergido en él. Yuki eres mi río."*
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